jueves, 20 de septiembre de 2012

EL ESTRUENDO DEL ACERO TOMA BALAGUER



El pasado fin de semana, Balaguer rindió tributo a su dilatada historia medieval a través del II Encuentro Internacional de Recreación Medieval de Catalunya, que reunió a huestes de una amplia procedencia: desde Avinyó hasta Mallorca.

Si bien el principal motivo de mi visita era curiosear por el campamento y bramar en la recreación de la batalla, me sorprendió gratamente el conjunto de actividades que ofreció el programa.

Así, la exposición de máquinas de tortura ponía los pelos de punta. Terroríficas son estas máscaras que ponían a las mujeres desobedientes cuyas púas interiores causaban lesiones en la lengua. Y este tablero donde ataban al reo de pies y  manos haciendo girar las cadenas hasta que la espalda no daba más de si…


Por suerte, la exposición de ropajes medievales me hizo olvidar rápidamente las malas sensaciones de la tortura. Como ocurre actualmente, en aquellos entonces el premio a la vistosidad también se lo llevaban las doncellas. Es el caso de este precioso vestido de finales del s. XIII.




Huellas del pasado
Merece la pena subir a visitar la iglesia gótica de Santa María, sobria pero majestuosa. Justo al lado, podremos caminar por la imponente muralla de la ciudad, desde la que se contempla una fabulosa panorámica de la ciudad medieval.

Antes de que empiece la batalla, me da tiempo a acercarme hasta el castell formós, un antiguo fuerte andalusí que posteriormente se convirtió en el palacio de los condes de Urgell. Lástima que no se pueda visitar. Ciertamente está algo ruinoso por culpa del asedio de 1413, pero lo que queda en pié de los torreones deja entrever lo que antaño fue una construcción imponente.

La batalla

Bajamos hasta la ribera del Segre, más concretamente hasta el Parque de la Transsegre, donde tiene lugar la contienda entre las huestes cristianas y paganas. Una lucha justo en el mismo margen del río que pudiera hacer temer en un principio algún ‘naufragio’, pero estamos hablando de guerreros experimentados, que miden bien sus pasos.

Tras los primeros choques, igualdad de fuerzas, a pesar de la superioridad numérica vikinga. Los bandos se toman un pequeño descanso mientras dos soldados de la avanzadilla se enfrentan en un duelo improvisado que se decanta del lado cristiano. ¿Será premonitorio?

Un nuevo choque y parece que los seguidores de la cruz aventajan a los aduladores de Thor. La tendencia se confirma, y la victoria cae del lado de la hueste cristiana, gracias a la unión de la soldadesca local (los caballeros de Arnau Mir de Tost) junto a los franceses de la compañía de Notre Dame, los Templarios, la Orden de la Espada y los caballeros de la Orden de Llenguadoc, entre otros.

A los bárbaros no les ha faltado garra. No en vano han contado con los aguerridos hombres del Clan del Cuervo, el del Lobo y el Hanaval, entre otros.

Qué mejor que celebrar la victoria disfrutando de un concierto de la Coral del Liceo Francés de Zaragoza, que nos deleita con un amplio repertorio de canciones medievales. Algunas de ellas procedentes del cancionero de los Reyes Católicos, otras francesas e incluso la mismísima Greensleeves, atribuida a Enrique VIII.

Con las mieles de la victoria y el cantar de los ángeles, regreso a casa triunfante...